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Plantilla:Dia 3 Lago Verde - Lago Palena

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Día 3

Tras descansar los animales y disfrutar del paisaje, la huella cruza el Río Quinto por última vez,justo en el punto donde se desagua la laguna. Unos pocos metros más adelante llegamos a la orilla Oeste y continuamos avanzando hacia el Norte, siguiendo el contorno muy cerca del agua. Claro que eso dura poco. Minutos después la huella retoma su altura y se introduce en tierra firme,llegando 2,2 kilómetros más adelante al Hito 20, que marca el cruce de un estero sin nombre de gran belleza que fluye hacia la laguna del Río Quinto. Lo cruzamos y seguimos avanzando por una zona plana y pantanosa. En algunos puntos se hace necesario ingresar al estero para vadear obstáculos de troncos y pozones de barro. El camino se torna tan irregular que a ratos es fácil perder la huella.Se hace necesario buscar restos de ramas o troncos cortados por antiguos baquianos, que quedaron como testigos de su paso, además de las estacas rojas dejadas por nosotros en la ruta.

Seguimos avanzando hacia el Noreste, esquivando el barro y cruzando varios esteros pequeños que forman meandros y zonas pantanosas. El bosque de lenga sigue siendo la especie dominante. Al cabo de medio kilómetro y un poco más llegamos al Hito 21, que corresponde a un área de campamento establecido por el personal de mantención de la Ruta del Sendero de Chile, que cuenta con una buena infraestructura básica de mesas y bancas,más agua de un estero cristalino y abundante leña de árboles muertos. Sólo funciona en época estival ya que en tiempos de lluvia puede tornarse inhabitable. Por su condición de zona plana, cuesta que las aguas escurran,lo que hace que el entorno de la zona de campamento se transforme en una extensa pradera cenagosa.

Hacia el Norte se aprecian varios puentes pequeños construidos sobre el barro y abundan las zonas de pastos altos y renovales de lenga. Para llegar al Hito 22, denominado como, Bifurcación Importante, recorremos casi 600 metros, desde el Hito 21. Una vez ahí nos encontramos con una bifurcación desde donde parten dos senderos: uno con dirección al Noroeste, que lleva a una laguna y a grandes mallines y luego toma el sendero hacia la cordillera; y otro con dirección al Noreste, que se interna en la cuenca del Lago Palena,se debe tomar este último.

De aquí en adelante comienzan a desaparecer las zonas de mallines y la huella adquiere un leve ascenso hacia las laderas de los cerros. El camino, cuyo suelo está cubierto de canelilla o traro (Ovidia andina) y a su alrededor está rodeado de grandes ejemplares de lenga,tiene una forma irregular. Son aproximadamente más de 1.100 los metros que debemos sortear con subidas y bajadas antes de llegar al Hito 23, denominado como, Rocas del Barranco.

Este último, corresponde a una zona cubierta de bosque de lenga, donde se han depositado grandes bloques de rocas que han caído desde los farellones de las cimas adyacentes al valle. Advertimos con asombro que una de esas rocas cayó de tal forma,que se convirtió en un alero que posibilita el resguardo en caso de lluvias.

Más al Norte la huella comienza a aumentar su pendiente. Sin embargo,dada la buena calidad en que se encuentra, el andar no se hace complicado.

Seguimos en dirección Noreste hasta toparnos con un pequeño estero que corre hacia el Sur. Su lecho es tan ancho, que permite el desarrollo generoso de renovales de coigüe y lenga.Aquí la ruta sigue el trazado del estero aguas arriba, cruzándolo en varias ocasiones. Un poco más allá atravesamos una extensa planicie tapizada de troncos de árboles muertos,aún de pie,y sin darnos cuenta llegamos al Hito 24. Aquí la huella deja atrás el estero y se interna en una ladera de pendientes suaves, donde predomina la lenga y la canelilla. El camino toma dirección Norte por las laderas que están al Oeste del Lago Palena.

Día 3, hito 26

La importancia de este Hito radica en que unos 400 metros más al Norte se marca el límite entre la Décima y la Undécima regiones y a su vez indica el comienzo de la Reserva Nacional del Lago Palena. De pronto y dado que estamos en un punto en medio del bosque, a más menos trescientos metros de la orilla, se nos aparece entrecortado por los árboles con toda su majestuosidad un extenso lago de aguas color esmeralda. Es el Lago Palena,lugar que corresponde al Hito 25, llamado Vista al Lago.

El color verde del monte resulta energizante y el bosque de lenga hace del trayecto una verdadera ruta para disfrutar.Pasamos por el costado de un pequeño lago y al cabo de 2.300 metros llegamos al Río Corto, un cauce que luego de cruzarlo nos ubica de frente con el Hito 26. Aquí se ubica un refugio de la CONAF que cuenta con dos cabañas tipo fogón abierto,construidas en forma rústica, con piso de tierra, techo de canales de troncos y un baño de buena calidad.

Las cabañas cuentan con estupendas comodidades para pasar una buena estadía.Además,existe una excelente vista del Lago Corto. Aconsejamos descansar en el lugar, pero no quedarse a dormir. Los caballos podrían resentir la falta de pasto. Desde aquí la ruta vira hacia el Noroeste y se interna entre lomajes cubiertos por extensos bosques de lengas alfombrados con canelilla. Estos encierran pequeñas cubetas endorreicas (depresiones en el terreno que carecen de drenaje) donde se desarrollan un sinúmero de lagunillas rodeadas de mallines. Debemos decir que la huella está bien marcada y es de fácil tranco. Unos 1.050 metros hacia el Noroeste, siempre siguiendo la ruta de la huella, llegamos al Hito 27, específicamente a un sitio denominado “Arroyo sin nombre”. De aguas cristalinas y torrente pausado, este arroyo forma meandros que surcan el fondo del bosque, resaltando la belleza y tranquilidad del paisaje. Luego de cruzarlo, sin grandes dificultades, continuamos hacia el Noreste. Seguimos por una huella bien marcada y rodeada de un exuberante bosque de lenga por unos dos kilómetros hasta llegar al Hito 28. En ese lugar se abren majestuosas unas cascadas, formadas por riachuelos de escasa magnitud. A partir de ahí comienza una corta pero pronunciada subida de fácil recorrido. Los ejemplares de lenga c omienzan a aumentar considerablemente su tamaño y la canelilla que forra el suelo permite la aparición de la chaura.

Luego de 680 metros de subidas y bajadas suaves llegamos al Hito 29, el cual marca el comienzo de una empastada cuyo origen se remonta varios años atrás y que proviene de un mallín (zona pantanosa). Ésta es utilizada por las tropillas de animales para alimentarse mientras se recuperan los pastos del valle. Se recomienda cruzar esta veranada en línea recta hacia el Noreste. Medio kilómetro más allá está el Hito 30, que marca el final de los pastizales y el punto donde se retoma la ruta. Este lugar posee buenas características como área de campamento, ya que cuenta con zonas planas y secas, un riachuelo para el agua y leña seca de árboles caídos, aunque con objeto de mantener la estructura de los tramos propuestos para esta ruta, le recomendamos continuar adelante.

A partir del Hito 30, la huella sigue hacia el Oeste entre bosques de lengas de gran tamaño y una hermosa alfombra de canelilla que se esparce a través de lomajes suaves.También se cruzan pequeños riachuelos y al cabo de un kilómetro se distingue una gran laguna en dirección Norte. El verde de sus aguas puede hacer que se confunda con el Lago Palena,pero sólo se trata de una pequeña laguna en altura. Avanzamos en dirección Oeste, siempre por una ruta de subida y bajada,hasta llegar a una pequeña laguna a mano izquierda. Ahí ubicamos el Hito 31,donde además se ubica el renombrado “Refugio de Sánchez Pobre”,construido en base a troncos labrados a hacha y con piso de tierra, cuyo nombre se debe a un antiguo poblador de la zona que acostumbraba a traer sus tropillas de animales a pastar en estos lugares.El refugio,que todavía conserva un enorme fogón en su interior, se encuentra en muy mal estado. Sólo sirve para cocinar y capear el mal tiempo. Alojar en él no es recomendable. Sin embargo, el sector donde se ubica la cabaña cuenta con roces recientes, lo que permite contar con pasto para los animales y leña para el fuego. Además, hay agua cerca y unos improvisados corrales que permiten retener a los caballos mientras se alimentan y pasan la noche.