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Choroy Traiguén a wilkimapu

9166 bytes añadidos, 22:54 19 jul 2015
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|Infraestructura=Inexistente
|TipoTrek=Ascención Cerro, Recorrido
|Altitud=XXXX msnm
|Distancia=km.
|Desnivel=x.xxx metros
{{Contenido_Rutas
|NivelDesarrollo=Artículo en construcción
|AccesoVehículo=De Osorno a Pucatrihue por la ruta U-400.|AccesoPúblico=se puede tomar Locomoción en la Feria rahue Osorno.|EpocaAdecuadaONOFF=No
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|EsGratis=Sí
|PermisosTarifas=Bitácora de Viaje Sendero Choroy traiguen – Casa de lata/ Wilkimapu
 
 
Es sábado 27 de junio del 2015, son las 9 de la mañana y el día promete un sol radiante. Estamos en pleno invierno en el hemisferio sur, a días de haber festejado el inicio de un nuevo año con el solsticio de invierno, la salida del nuevo sol o “Wetripantu” en lengua Williche. La mañana está bastante helada y concurrimos a reunirnos con los demás integrantes del Club deportivo Pangea en el puente mecano que une las localidades de Choroy traiguen y Pucatrihue, en la costa de la comuna de San Juan de la Costa, provincia de Osorno. Hemos quedado de juntarnos a las 10 de la mañana y a excepción de la norma la puntualidad ha sido indiscutible.
Iniciamos la caminata justo a las 10 de la mañana, bordeando el camping “Licarayen”, vamos en dirección hacia un camino maderero que se encuentra justo detrás del camping, hacia la derecha. La inclinación de dicho camino en su inicio es el primer gran desafío a nuestros estados físicos, sin embargo, era necesario, realizar un esfuerzo físico de tal envergadura para vencer el frío que a esa hora reinaba.
 
Fueron 15 minutos de subida en dirección al sur, fue bastante extenuante la subida por lo que nos tómanos un respiro de un par de minutos en los cuales aprovechamos de elongar ciertos músculos del cuerpo para evitar complicaciones físicas más adelante. En este breve descanso pudimos apreciar algunos elementos típicos de este tipo de paisajes, me refiero a copihues, hongos de color café y en medio de la vegetación el canto inconfundible del Chucao.
A medida que avanzábamos, lentamente el sonido del mar iba perdiendo fuerza, la vegetación cada vez era más espesa, lo que generó el ambiente propicio para traer a nuestras mentes la imagen del Puma, de cómo hacer frente a la presencia de este felino si llegase a aparecer en el sendero. Los lugareños señalan que los pumas son bastante curiosos, que tienen cierta inclinación a cruzar su mirada con la mirada de las mujeres más que con la de los hombres, pero lo cierto es que el Puma, de acuerdo a las creencias tradicionales, puede ser espantado con un lazo, simulando la acción de querer lacearlo, no tuvimos la ocasión de comprobarlo.
A las 10 con 55 de la mañana realizamos nuestro segundo descanso, el cual lo complementamos con un poco de alimento, café y mate, gran parte de este tramos es solo de ascenso, quizás estaríamos a unos 200 metros sobre el nivel del mar.
Al retomar la caminata avistamos una liebre, que salió de forma sorpresiva de un costado del camino para desaparecer en cuestión de segundo. Por estar en pleno invierno, el sendero se encontraba lleno de barro, lo cual hace obligatorio llevar zapatos idóneos para ese tipo de superficie. En este tramo del viaje, ya nuestros pulmones habían absorbido la cantidad suficiente de oxígeno puro, como para comenzar a buscar soluciones a través del diálogo, a problemas varios de nuestras vidas cotidianas, como por ejemplo ¿Cómo podemos financiar el Club? Pues toda institución necesita tener un mínimo de recursos para lograr desenvolverse con cierta tranquilidad.
 
Estábamos próximos al medio día y el ascenso seguía marcando la tónica del sendero. Lo gratificante de dicho esfuerzo físico era compensado con la tranquilidad del paisaje, las sonoras aves que se dejaban sentir en medio del bosque y quizás lo más exquisito era voltear y ver en el horizonte en enorme mar de fondo, el esplendor del Océano Pacífico. A las 12 del día en punto llegamos a las antenas de las empresas comunicacionales. Dichas antenas pueden ser observadas desde distintos puntos de Choroy traiguen al borde sur del río Choroy traiguen.
En las antenas, decidimos descansar nuevamente y recuperar energías con alimentos. Realizamos un descanso de 20 minutos. El sol ya estaba en lo alto y aunque en pleno invierno, podíamos sentir su calor. Lumas, canelos, mañíos, coihues y helechos eran los protagonistas del paisaje, aún nos quedaba un largo sendero por subir y disfrutar. A nuestro encuentro llegaron varios pájaros carpinteros, que con su martillar inconfundible nos confirmaban que estábamos en medio de la cordillera de la costa.
En lo más alto del sendero la parte plana no se extiende por mucho, nos encontrábamos en la cúspide el cordón montañoso por el cual íbamos transitando, quizás estábamos a unos 280 a 300 metros sobre el nivel del mar, esperamos más adelante alguien pueda corroborar la altitud exacta. Ya descendiendo, siendo las 12 con 38 minutos, nos encontramos con el letrero que daba la bienvenida al sendero “El alerzal” de Purretrun-Pucatrihue. En dicho lugar hay una reserva de alerces que no visitamos pues no conocíamos la extensión del sendero y se salía de nuestro objetivo en esta oportunidad. Más adelante, nos encontramos con un plano de ubicación de otro sendero denominado “Tripawe Antü”, el lugar se encontraba con trabajos de cercado recientes, lo que nos dejó entre ver que dichos senderos se encuentran expeditos y en permanente mantención por las comunidades responsables.
A las 13.00 llegamos a una pampa, hay una construcción de un galpón de latas y una casa que aparentaba estar abandonada, pero la presencia de una gatita nos demostró lo contrario. Cinco minutos más adelante llegamos a otro claro en el bosque, es decir, a otra pampa denominada “pampa casa de Lata”, en el lugar se encontraban apilados muchos ladrillos lo cual era indicio de una futura construcción cuyo propósito desconocemos. Era en este lugar donde debíamos descender por una huella que nos condujera hacia la casa de la familia de la señora Sara Acum, no obstante, nuestro desconocimiento del lugar nos hizo seguir avanzando.
 
Entre las 13.12 y las 13.41 de la tarde de ese día sábado estuvimos perdidos, dando pasos en falso, avanzando y retrocediendo, perdiendo tiempo y energía, pero sabemos que en este tipo de deporte es alta la probabilidad de perder el camino, de salirse de la ruta, lo importante es no perder la calma y buscar elementos de orientación como el sol o el curso de algún flujo de agua, como por ejemplo un río, en este caso el río Choroy Traiguen o Llesquehue. Una vez encontrado el sendero correcto que nos llevaba hacia la parte baja a la orilla del río, pudimos observar muchos troncos de árboles cruzados en medio del sendero, lo cual da cuenta de la actividad maderera de los lugareños, uno de los únicos sustentos para alimentar a sus familias. Aprovechamos uno de dichos árboles derribados para reponer energías, un banquete tipo senderista rico en carbohidratos fue nuestro almuerzo.
Llegamos a la orilla del río Llesquehue a eso de las 14.47, cumplíamos así una etapa importantísima de este viaje. Tomamos un breve descanso sentado en un tronco entre una ruma de leña y el río con sus aguas transparente y la tranquilidad propia de un lugar con muy poca intervención humana y con un enorme potencial turístico.
En dicho lugar tuvimos la oportunidad de conocer a la señora Cenaida Gualaman, a Doña Maria Jaramillo a Karina Panguinamún y a don Julio Ojeda, Carlos Gualamán, con quienes intercambiamos palabras en un diálogo muy provechoso para todos. Ellos nos señalaron que si caminábamos un poco más hacia el Este por la orilla del río, tendríamos la oportunidad de apreciar el trabajo del artesano Guido Andrade: un zorzal y un peñi de madera que dan la bienvenida a Wilkimapu (tierra de zorzales) o Casa de latas. Cabe mencionar que existe un camino vehicular que llega hasta ese sector, para lo cual se debe llegar hasta el cruce Carrico por la ruta U-400 y desde ahí preguntando llegar hasta Wilkimapu. Existe un bus de recorrido rural que sale desde la feria libre de Rahue bajo, que no llega hasta el mismo lugar pero deja muy cerca, los horarios y los costos los desconocemos.
 
Ya eran las 16.28, el día lentamente comenzaba a despedirse y nosotros debíamos ir en busca de la señora Sara Acum para iniciar la segunda etapa de este viaje, es decir, el retorno por el río Llesquehue.
A las 17.20 de la tarde ya estábamos embarcados en el bote de doña Sara, ansiosos de iniciar este viaje de regreso río abajo. Sinceramente el paisaje y la belleza escénica que se puede apreciar por el río es incomparable, muchas aves, cormoranes, Martin pescadores y cisnes, son algunas de las aves que se pueden apreciar. La particularidad del río Llesquehue es que cada cierto tiempo se cierra un su desembocadura lo cual hace aumentar su volumen de agua y sumergir las orillas más bajas, quedando muchos árboles bajo el agua, un fenómeno muy lindo de contemplar.
 
Llegamos al final de nuestro viaje a las 17.52 a los pies de la roca de kanillo a un costado del puente mecano. Sin duda alguna, el viaje supero todas nuestras expectativas, hasta pronto.
CLUB DEPORTIVO, CULTURAL Y SOCIAL PANGEA.
San Juan de la Costa, Provincia de Osorno, Chile.
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